Como ya es habitual, tengo algo descuidado el blog... en realidad no es la primera vez que reescribo este post. El problema es que este post no sé ni como empezarlo... sí que tengo claro el final: una sonrisa y nuevos retos.
Es difícil de contar todo lo que ha significado este reto para mí, en todos los aspectos, tanto en lo personal, en lo profesional y en lo deportivo.
La decisión la tomé un día por la tarde, en el trabajo... cuando me inscribí. Era consciente de la dureza y dificultad del camino. Quedaban unos meses, pero gran parte del trabajo estaba hecho... motivación al 100% y buen estado de forma. A partir de ese momento todo formaba parte de la preparación. Un reto, una locura... algo que, sin duda, iba a cambiar mi vida.
Algo que puede considerarse un gran error, o un gran logro, fue la decisión de no seguir un plan de entrenamiento específico. Sin la figura del entrenador. Sólo fijando unas metas volantes, unos puntos de paso, los que iban a poner a punto mi coco... y de paso, evolucionar físicamente.
Únicamente me tomé más en serio el segmento de natación, donde Elena ha sido una pieza clave. En sólo un par de sesiones presenciales y unas rutinas de entrenamiento... ha logrado que me acabe gustando nadar.
La maratón ya estaba superada, así que el running no me preocupaba en absoluto. Entre los retos intermedios, estaba el Duatló de Cunit, el Triatlón Sprint de Blanes y la Orbea Monegros 2012. Cada uno de ellos con un objetivo específico... nada sobre el papel, todo en el coco.
Recuerdo cada uno de ellos con especial cariño, por lo acontecido, por lo que significaron en su momento y por lo que aprendí.
El Duatló de Cunit, en modalidad sprint 5+20+2,5 no presentaba grandes complicaciones. La única dificultad era dosificarse, ya que la semana siguiente era la maratón de Barcelona. De aquí surgió uno de los momentos más bonitos que recuerdo en mi vida deportiva cuando al finalizar fui a la búsqueda de Judith, que todavía estaba en el segmento a pie. Fueron unos pocos metros, pero a la llegada había muchos riders del equipo a ambos lados de la recta de meta, y todos entramos corriendo detrás suyo. La foto pone la piel de gallina, no crees?
El Triatló Sprint de Blanes, mi priner triatlón serio, distancia sprint 750+20+5, no estuvo mal... mi único "temor" era el agua. Fría, estaba fría... suerte del neopreno. Empecé a nadar, con nervios, pero poco a poco fui cogiendo el ritmo y nadando tan bien (o tan poco mal) como podía... recuerdo un momento de agobio, en el que me puse a nadar de espalda, mirando el cielo repleto de nubes. A los 30 segundos volví al ataque, viendo ya la playa cada vez más cerca. A la salida del agua estaban los niños con mi hermana... dan más energía ellos que todas las barritas energéticas del mundo. Ya en boxes, los dedos de las manos no reaccionaban, con lo que se complicó bastante el quitarse el neopreno y colocarse las zapatillas de bici. La primera vuelta fue realmente "fresquita". El tritraje mojado y el clima que no acompañaba dificultaron el poder entrar en calor. Suerte tuve de las rampitas del recorrido, que además me permitían recuperar algún puesto. La carrera a pie fue un puro trámite, menos mal... llegar a meta con los peques, una vez mas no tiene precio!
La Orbea Monegros 2012, 120km en mountain bike, con un desnivel de poco más de 1000m prometía ser una prueba más mental que física. Fueron seis horitas de rodar y rodar. A los pocos kilómetros de salir, hicimos un grupo Christian, Sergi, Zeus y yo. Íbamos a un buen ritmo (bueno, Sergi iba delante como un loco abriendo paso) y decidimos saltarnos el primer avituallamiento. No me veía haciendo todo el recorrido a ese ritmo, así que al salir del segundo, les dije que no me esperaran. A partir de ahí empezaba mi carrera de verdad. La bici chirriaba por todos lados, algunas marchas no entraban, el plato mediano se atascaba... y el coco empezaba a fallar. Sin prisa, sin pausa. Pidiéndole a la bici que aguantara hasta el final, hablando conmigo mismo para darme ánimos y viendo como los kilómetros iban pasando, algunos de ellos a un ritmo más que aceptable. Llegando al último avituallamiento, observé que llevaba bastante líquido y decidí seguir. Fue un acierto, pues ya en el último tramo empezó a llover y muchos ciclistas se quedaron atascados en el desierto convertido en barrizal. Los últimos kilómetros, asfalto, y rodando a gran velocidad y con gran alegría bajo la lluvia me dejaron llegar en un tiempo de seis horas a meta. Allí estaba Lid, haciendo grandes fotos.
Además de los puntos de paso "oficiales", hubieron grandes entrenos que recuerdo con especial cariño. Quizá por la teórica dureza, quizá por la satisfacción de realizarlos encontrándome a mi mismo, quizá...
En sólo un finde largo cayeron, el ShortTrailBCN con caída incluida, un Vilassar-Barcelona-Sitges con el team incluyendo Llaollao y comida, un Vilassar-Lloret -Vilassar con Llaollao incluido en bici, acompañado de unos kilómetros a pie ágiles y a un buen ritmo fueron un buen tranquilizante. Una Cursa del Corte Inglés, rodando a buen ritmo... precedida y seguida de 30km de bici desde casa, a buen ritmo, sin perder
Ya con los deberes hechos, quedaba afrontar el reto... ya de cara, nervios a flor de piel, miedo a lesionarme... se complicaba la cosa! Pero eso os lo cuento en la próxima entrada...